diumenge, 28 de setembre del 2008

SI QUIERO PUEDO (ser un cortauñas)





Hombre:
Observas el tiempo?

Mujer:
No sé que observo.

....Esa noche observaba mi rostro en un espejito de mano, donde mi cara se veía a trozos.
Estaba en el baño, iba a ducharme pero incluso estando ahí dentro no encontraba el momento. Observé después el baño, y sus pequeños objetos, éstos empezaron a incomodarme por la obligada sutilidad o finura de los movimientos que requerían para ser manipulados.
Recorrí esos objetos como si les buscara su identidad.
Más tarde seguí otros objetos de mi casa.
El primero lo reconocí, la carrera hasta el final de los objetos era larga y aburrida y a medio camino ya no sabía que era lo que estaba observando.
Cosas amontonadas, en hileras, sillas agrupadas, mesas moribundas en medio de una sala.
Más tarde apareciste tu, en una cutre mecedora con una funda ochentera, camuflándote perfectamente con el paisaje.
Volví a mirarme en el espejo, como a un objeto.
Tenía que irme, no sin antes llenarme los bolsillos de objetos, amo o esclavo daba igual, la relación estaba clara.

La luz de la mentira.

Supongo que al haber aprendido a clasificar siempre a las personas o todo lo que con ellas se relacionan, en buenas o en malas, hace que le tenga miedo a vivir el lado malo o desagradable de las cosas…bien, no, de hecho sería el otro lado.
A veces ya no quiero vivir el lado malo de nada y dirijo mi conciencia hacia las agradables o hacia la transfiguración de las desagradables.
Para hacer eso hace falta mucha imaginación, pero el resultado es notable. Porqué después de todo el teatrillo al que someto a todas mis verdades yo soy la primera en creérmelo.
Luego hay bajadas de tensión, donde la luz no entra en mi cerebro y todo queda oscuro.
Todo cae y se desmonta durante un instante que puede durar 4 horas.
Esos instantes me crean posterior sentido de culpa porqué no acabo de comprender porqué me pasa.
Yo misma enciendo la luz, alguna fuerza sobrenatural que desconozco la abre me abre, me abro.
Y bueno eso luego dura lo que dura.
Yo soy mi propia espectadora.
La primera sorprendida.

Somos todos unos mentirosos.